La encriptación consiste en transformar la información en un código incomprensible para quienes no tengan acceso a la clave de descifrado. De esta forma, la información encriptada está protegida contra el acceso no autorizado.
La encriptación se utiliza en diversas áreas para proteger datos personales, como en la comunicación por internet, en los sistemas de almacenamiento y en la transferencia de datos. La encriptación puede ser simétrica o asimétrica.
La encriptación simétrica utiliza una clave secreta para encriptar y desencriptar los datos. La clave secreta se comparte entre el emisor y el receptor. La encriptación simétrica es rápida y eficiente, pero el problema radica en cómo se comparte la clave secreta entre el emisor y el receptor. Si la clave cae en manos equivocadas, la seguridad de la información encriptada se ve comprometida.
La encriptación asimétrica, también conocida como encriptación de clave pública, utiliza dos claves diferentes: una clave pública y una clave privada. La clave pública se utiliza para encriptar los datos, mientras que la clave privada se utiliza para desencriptarlos. La clave pública se comparte ampliamente, mientras que la clave privada se mantiene segura por el propietario. La encriptación asimétrica es más segura que la encriptación simétrica, ya que la clave privada no se comparte entre el emisor y el receptor.
La encriptación es una herramienta esencial para proteger los datos personales en un mundo cada vez más conectado. Es importante que las organizaciones implementen medidas de seguridad adecuadas, como la encriptación, para proteger los datos personales. Además, la encriptación es un requisito legal en muchas jurisdicciones y es una buena práctica en el cumplimiento de la normativa de protección de datos, como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la UE.
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